Imagina estar en una prisión, pero tu tienes la llave para salir de allí, nadie te detiene, solo debes usar la llave para salir. Esa llave está en tu mano desde siempre, pero no la has usado.
Lo mismo ocurre cuando no perdonamos, al no perdonar nos volvemos prisioneros de nosotros mismo. Pensamos que al no perdonar le hacemos daño a esa persona o personas, pero la verdad es que solo el daño recae sobre nosotros. Somos prisioneros de nosotros mismos, pero la llave del perdón permanece en tu mano.
¿Por qué perdonar puede ser tan difícil?
Porque queremos justicia, queremos venganza. Queremos que el dolor que nos hicieron esas personas no se quede en la nada, sino sea pagada. Que nuestro dolor no se tome a la ligera, por eso perdonar parece difícil.
Nosotros queremos que nuestro dolor no sea invalidado. Incluso hay situaciones donde la misma gente, familia o amigos invalida nuestro dolor, con palabra como “no fue para tanto”.
Y, eso solo provoca un mayor rencor, incluso odio hacia esas personas. Sin embargo, Dios no invalida tu dolor, Él sabe perfectamente lo que has pasado, cada situación injusta que has vivido, incluso cuando eras un niño y no tenías como defenderte.
Es posible perdonar, cuando entendemos que Dios quiere hacerse cargo de ese dolor, es el encargado de vengarnos. Puede sonar crudo, pero si dejas que Dios se haga cargo y entiendes que Dios es justo, perdonar no solo será más fácil , sino te sentirás mucho mejor y podrás avanzar en la vida.
Perdonando como Dios perdona
Si eres creyente y has creído en Jesús como tu Salvador, tienes la capacidad de perdonar como Él lo hace. Entonces, ¿Cómo Dios perdona?
Seguro has escuchado que podemos perdonar pero no olvidar, bueno eso es cierto, los seres humanos tenemos memoria y nos acordamos de momentos buenos, pero por alguna razón nos acordamos con mayor intensidad de los malos momentos.
Sin embargo, si nosotros creemos en Dios y somos sus hijos, tenemos su mismo Espíritu. Jesús es nuestro ejemplo, Él perdonó los pecados de todos los que le hicieron mal y no fue poco lo que le hicieron. Jesús sufrió toda humillación, en la carne pero también en el alma, sufrió la traición de sus amigos, todos los abandonaron cuando Él estaba en su peor momento, en la cruz, solo Juan lo acompañó.
Aún así, Jesús no tomó en cuenta esas faltas en su contra, incluso cuando le prometieron que estarían acompañándolo hasta el final, como Pedro se lo prometió.
Dios dice que nunca más se acordará de nuestros pecados, nosotros también podemos perdonar de la misma manera. La palabra acordar significa en el original “traer a la mente”, es decir que tú tienes el poder y la decisión de traer a tu mente, de recordar lo malo que te hicieron, pero también tienes el poder y la decisión de no traerlo a tu mente.
Es tu decisión perdonar, pero también es tu decisión no recordar el daño que te hicieron. Ya que al recordar (al traerlo a tu mente) provoca sentimientos de dolor y las heridas no pueden sanar. Esa forma de perdonar yo lo llamaría la forma más alta de perdonar, no recordando o simplemente olvidando, la persona que una vez me hizo algo simplemente no me debe nada.
¿Cómo perdonar cuando tengo tanto dolor?
Dios no quiere que vivamos con dolor toda nuestra vida, Dios quiere que vivamos con plenitud, pero la falta de perdón nos limita, nos impide caminar, correr con confianza hacia nuestro destino.
Un atleta no puede correr si esta lesionado y si lo hace, la carrera se volverá una tortura, talvez llegue a la meta, pero sin duda no disfrutará el camino. Eso mismo ocurre cuando no perdonamos, caminamos por la vida como animalitos heridos, la vida se vuelve pesada y se siente como una carga.
Entonces como podemos perdonar:
1. Puedes perdonar
Lo primero que debes entender es que tienes la capacidad de perdonar, realmente puedes hacerlo y no tiene que ser difícil, porque Dios te perdonó, con su ayuda tú también puedes perdonar. Puede suceder en un momento o tal vez necesites un poco más de tiempo y sea un proceso, pero la decisión esta en ti.
Perdonar es una decisión, que puedes tomar hoy mismo. Imagina que tienes a esa persona frente a ti, dile lo que tengas que decirle y también dile que decides perdonarlo, incluso si él nunca se entera que lo perdonaste. Has esto de forma practica, en tu habitación y con los ojos cerrados.
2. La personas heridas hieren
Estas simples palabras me ayudaron a perdonar, porque entendí que las personas que me hicieron mal, eran personas tan heridas que solo pueden dañar. Tal vez tú no conozcas su historia, no sabes porque son como son, no sabes si sufrieron de maltrato de pequeños o talvez ya de grandes. Pero son personas tristes que solo saben hacer daño.
Si vas a una cárcel, te encontrarás que la gran mayoría de esas personas tuvieron infancias tristes, crecieron en hogares donde reinaba el maltrato y el dolor. Esto no justifica sus acciones, pero si nos ayuda a entenderlos y a prevenir.
Tú no quieres ser más una persona herida, tu quieres sanar por ti, por tus seres queridos, pero sobre todo para glorificar a Dios. Tú quieres amarte, amar a Dios con todo tu ser y amar a tus seres queridos, pero si tienes dolor en tu interior, expresar todo ese amor es casi imposible.
Pero hoy es el día cuando puedes expresar todo ese amor, hoy es el día que el velo del dolor cae.
3. Deja a Dios el castigo
Dios es justo, y sin duda las personas que te hicieron mal tendrán que rendir cuentas a Dios, pero tú no estas a cargo de ello. Tú no tienes porque buscar justicia por tu propia mano. Si es una situación donde debe intervenir las autoridades, debes de actuar, si es un delito debes denunciar.
Pero, incluso sabemos que la justicia de los hombres no es perfecta, pero Dios si es perfecto. No creas que tu dolor es pasado por alto por Dios, El conoce muy bien todo lo que has pasado y ten la plena seguridad que Él hará conforme a su perfecta voluntad.
Esto no lo escribo para que tu esperes el peor de los finales para las personas que te hicieron mal, sino para que tengas misericordia, Dios es misericordioso y espera que nosotros lo seamos también. Dios no pasa por alto tu dolor, pero también tienes la oportunidad de pedir misericordia por las personas que te hicieron mal.
Hoy puedes decidir perdonar como Dios nos perdona, no trayendo a la mente el mal que te hicieron nunca más y dejar que Dios se encargue del castigo. Pero, también puedes dar un paso más, extender misericordia hacia los que te hicieron mal, rogando por sus almas y que puedan conocer a Dios para que sean salvos y así dando mayor gloria a Dios.